jueves, 15 de agosto de 2013

III Bimestre FCC 5|° Secundaria.

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 Los Espacios Públicos:Participación Responsable.

1.-Leer el documento que le corresponde al grupo .
2.-Elegir cuatro ideas fuertes o importantes y organizarla en un esquema(mapa de ideas)
3.-Redactar un ejemplo relacionado a texto.
4.-Designar a 01 compañero(a) para la presentación del trabajo.


Grupo 1 y 5
Posiblemente el primer indicio que nos acerque específicamente a la idea de espacio público
nos refiera a Grecia, en las llamadas ágoras o plazas públicas, espacios donde los antiguos
griegos se reunían a dialogar, debatir sobre la vida política y comercial de las Polis, y sobre
todo donde transcurría, el arte, la filosofía y la cultura. Estas primeras relaciones entre arte y
espacio público, evidentemente desde una perspectiva occidentalizada, lo podríamos advertir
también en la infinidad de monumentos y principalmente obras arquitectónicas que en el
transcurso de la humanidad nos han dejado en evidencia las diferentes civilizaciones.
Orígenes y evolución del espacio público: Desafíos y oportunidades para la gestión urbana actual
Por Jorge Omar Amado Licenciado en Urbanismo y diplomado en ciencias sociales por la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), Buenos Aires, Argentina.1

“Esta nobleza de Estado, que predica la extinción del Estado y el reinado conjunto del mercado y el consumidor, sustituto comercial del ciudadano, se ha apoderado del Estado; ha convertido el bien público en bien privado, la cosa pública, la República, en su cosa. Lo que está en juego actualmente, es la reconquista de la democracia contra la tecnocracia.”

Pierre Bourdieu

Los espacios públicos surgen al mismo tiempo que el ser humano comienza a asentarse en comunidades sedentarias, en la llamada Revolución Neolítica. Ya desde ese período comienzan a gestarse las bases de lo que hoy conocemos y llamamos espacio público; y su funcionamiento como tal se observa a medida que las relaciones sociales y la especialización del trabajo se multiplican y van adquiriendo mayor complejidad.

Es así que los caminos y luego las calles, concebidas históricamente para delimitar y organizar la propiedad privada, así como para dividirla de la pública; y los espacios intersticiales que quedaban libres, sin edificar; adquieren connotaciones que tienen que ver con las necesidades naturales, sociales y culturales de los hombres para relacionarse entre sí, circular y acceder a las demás edificaciones y estructuras de la ciudad.

Un hecho fundamental en el origen y desarrollo de los espacios públicos sería la aparición del comercio, en el momento en que las ciudades comienzan a producir excedentes en la producción. De esta manera, con la creciente necesidad de intercambios constantes de mercadería, se empiezan a utilizar los caminos y los espacios remanentes entre las edificaciones, otorgando nuevas funciones a los lugares comunes y generando tanto espacios de circulación como de comercio, de ocio, de relaciones varias y de socialización. Así es que también surge el rol del Estado debido a la necesidad y el deber de velar por la protección de esos espacios públicos, para garantizar su destino al uso común y satisfacer las necesidades de la ciudad.

Con el tiempo, se observa como estos espacios se diversifican y comienzan a responder a nuevas demandas y a actividades cada vez más diversas y complejas que se desarrollan en la ciudad, a la vez que se van transformando en productores y estructuradores de la trama urbana.

Es así que la creación de espacios libres de carácter público forma parte de la historia de las ciudades desde sus comienzos. El ágora y el teatro griego, el foro y los grandes espacios e infraestructuras del Imperio Romano, son clara muestra de la necesidad y la intención de las sociedades clásicas por constituir escenarios de expresión de ideales compartidos en los cuales cada individuo desarrolla su persona y a la vez reivindica su pertenencia a un grupo determinado. Si bien la historia nos muestra en mayor medida los aportes de los pueblos de Europa Occidental, formas de organización social avanzada y construcciones análogas pueden encontrarse en muchas otras civilizaciones a lo largo y a lo ancho del globo (egipcios, incas, mayas, fenicios, persas, etc.).

Luego, en la época medieval, los espacios públicos respondieron sobre todo a cuestiones religiosas, observándose la construcción de grandes templos y otros edificios públicos en las plazas centrales de las ciudades fortificadas. El sentimiento y la necesidad de congregación y expresión ciudadana de la sociedad continuaban presentes; observándose también la permanencia del comercio así como también diversas actividades sociales que tenían lugar en la plaza. Los caminos de circulación internos y las rutas de comercio también eran espacios de importancia para las sociedades feudales.

A fines del siglo XIX, en plena Revolución Industrial europea, los espacios públicos, en particular los espacios verdes, fueron planteados como lugares e instrumentos ideales para la promoción de la salud en oposición a las pésimas condiciones de trabajo en las industrias y el desbordante crecimiento de las ciudades, con la consecuente generación de barrios obreros de altas densidades y escasas condiciones de salubridad. Luego, a mediados del siglo XX importantes pensadores de todo el mundo resaltaron las funciones sociales y estéticas de los espacios verdes públicos al destacarlos como elementos fundamentales y necesarios dentro de la trama urbana construida.

La importancia de los espacios públicos urbanos ha ido ganando reconocimiento con el transcurso del tiempo. Tanto es así que en la actualidad se observa como se ha intensificado el interés de los capitales privados en los mismos, interviniendo sobre ellos o creando espacios de consumo que, sin llegar a serlo, intentan reproducir las relaciones y estructuras de los espacios públicos tradicionales. Estos tipos de espacios son, entre otros, los denominados pseudo-públicos (Salcedo Hansen, 2002); no-lugares (Augé, 2000, 2001); espacios de flujos (Castells, 1998), etc.

Grupo 2. Y 6

EL MAR ES DE TODOS Y LA PLAYA, ¿TAMBIÉN?


Nos levantamos temprano para aprovechar el lindo día que nos esperaba en las playas del sur de Lima, o por lo menos eso esperabamos. Grande fue nuestra sorpresa cuando al llegar a la playa de nuestra elección nos preguntaron si teníamos una casa en esa playa, ya que si ese no era el caso no podríamos ingresar. Nos fuimos molestos manejando mucho más de lo planeado para encontrar una playa libre de controles.
Esta anecdota la sufren muchos incautos que se olvidan que innumerables playas del sur de Lima ya no son de dominio público sino de aquellos que adquiriendo un terreno frente al mar se creen inmediatamente propietarios de este bien común. Pero fuera de la frustración que genera y el rompimiento del orden legal que significa esta práctica de apropiación del espacio público, es interesante analisar por qué ocurre la misma.
En este contexto es primordial preguntarnos, ¿qué es el espacio público? El espacio público puede ser definido como “las zonas existentes o debidamente proyectadas en las que el interés colectivo sea manifiesto y conveniente y que constituyan por consiguiente zonas para el uso y disfrute colectivo“ (ley número 9 de la República de Colombia). El espacio público es entonces un área donde los ciudadanos se pueden mover libremente e interactuar y donde el bien común prima sobre los intereses individuales.
La apropiación del espacio público (y utilizo la palabra apropiación en vez de privatización ya que la última se supone dentro de la legalidad a diferencia de la primera) busca sin embargo precisamente evitar esta libre interacción social. Esta reacción responde sin duda a la convicción de sentirse más seguro en el espacio privado frente a la incertidumbre que aparentemente domina las calles y plazas de nuestra ciudad, “los de acá tienen miedo de los de allá y los de allá de los de acá “ (Laub, presidenta de la asociacion el Agora).
Ese miedo a veces justificado pero a veces también exagerado hacia nuestros conciudadanos fomenta mas bien un enajenamiento y agrava aún más la ya existente desconfianza. Ya no somos todos parte de una misma ciudad sino de muchos ghettos. Esta fragmentación del espacio urbano refleja así las grietas ya existentes entre los grupos sociales de nuestro país.
Que todos podamos disfrutar conjuntamente de áreas comunes sería un importante paso para la construcción de un país cohesionado y de ciudadanos más solidarios. El mejor ejemplo de esto es la ciudad de Bogotá que bajo la administración de Antanas Mockus logró recuperar el espacio público para el disfrute de sus habitantes mejorando la comunicación entre ellos y por tanto disminuyendo la violencia. Con este fin se implementaron campanhas de sensibilización cívica muy originales con la población haciendo el uso del arte, símbolos y metáforas como cuando Mockus se disfrazó de “superciudadano” o como cuando se utilizaron mimos para recrear malos habitos ciudadanos.
Mockus caracteriza entonces el espacio público como:
espacio sagrado, entendiendo que la calidad de vida de todos depende mucho del respeto a las instalaciones comunes, a la infraestructura común de transporte público, a las aceras, etc. Se puede entender el espacio público como la prolongación y la secularización del espacio de la iglesia, donde a nadie se le ocurriría instalar tenderetes o asaltar (presione aquí para leer la entrevista).
Este comentario de Mockus visualiza claramente que el respeto al espacio público genera beneficios para cada uno de nosotros y que por lo tanto este espacio debe ser percibido como “sagrado”. Finalmente no olvidemos que más interacción entre los ciudadanos genera también más confianza entre los mismos y con mayor confianza una convivencia menos violenta.
Grupo 3 y 7
ESPACIO PÚBLICO, ¿ESPACIO DE TODOS Y TODAS?
Reconociendo las necesidades de uso del espacio público
Miguel Villaseca Chávez1
El usuario modelo del urbanismo moderno no tiene
sexo, pero observándolo detenidamente se parece más a
los hombres. La realidad es que hombres y mujeres usan
el espacio urbano de forma distinta, lo perciben
diferentemente...
En: “El acceso de las mujeres al trabajo, el espacio y el urbanismo”
Constanza Tobio
La propiedad, “el derecho de gozar y disponer de una cosa con exclusión de otro”, sentir
y saber que es mío. Los procesos de titulación, que en el ámbito habitacional han
buscado “hacer propietarios” a los más pobres, con grandes programas impulsados
desde el aparato estatal y en concordancia con las “leyes del mercado”, buscan hacernos
pensar que para que algo funcione o tenga real valor tiene que tener “un propietario”,
“un dueño”, de lo contrario no existen reglas, normas, ni leyes que permitan su
funcionamiento.
Bajo esta misma lógica, y con la excusa de la búsqueda de seguridad, hemos visto como
poco a poco muchos espacios públicos ya no lo son más, se han convertido en jaulas,
espacios intocables o solo accesibles para unos pocos, “los de la zona”, “sus
propietarios”, “las autoridades”, “los que juegan pelota”, “los niños y sus mamás” pero,
¿Acaso no se supone que el espacio público es de todos y todas y, para todos y todas? ,
¿Es esta la manera en que debemos de “apropiarnos de lo público”?. Algunas de las
razones que normalmente escuchamos y que justifican esta forma de apropiación del
espacio público son:
• El “mal uso que se le da al espacio público”.
• La desconfianza del otro, la falta de seguridad y,
• La necesidad de un mejor manteniendo de los espacios públicos.
Estas afirmaciones lo único que hacen es mostrarnos una necesidad de control sobre el
espacio público, sobre las actividades que se realizan en él, sobre quienes realizan estas
actividades y sobre qué zonas del espacio público son adecuadas para uno u otro uso,
finalmente todas ellas reflejan un conflicto de poder.
Olvidamos así que el respeto, la convivencia, la libertad, el anonimato, es aquello que
finalmente debemos buscar, y que es importante que reconozcamos a “los otros” y “las
otras” como parte de nuestro propio entorno, a los adolescentes, a los adultos mayores, a
las mujeres que acompañan a los niños, pues como dice Carlos Hernández Pezzi
“Pensar en estudiar la planificación desde el género es un acto de racionalidad. Es
también el primer paso para ir trabajando por ciudades más equilibradas, empezando
1
 Licenciado en Administración y Arquitecto, miembro del Programa Urbano de desco, docente de la
Pontificia Universidad Católica del Perú y Consultor independiente. Coautor junto con Teresa Cabrera del estudio “Presente pero invisibles: mujeres y espacio público en Lima Sur” cuya publicación se encuentra en proceso. El presente artículo ha tomado como insumo el estudio mencionado. por la situación de discriminación positiva del espacio urbano a favor de las mujeres,
una filosofía de justicia que es, principalmente, una forma más de aplicar el principio
de igualdad en los ámbitos territoriales y físicos que albergan las actividades humanas,
lo que ayudará irreversiblemente al desarrollo sostenible. Así, al menos, hasta que se
desarrollen nuevos escenarios de equiparación en las funciones asignadas, sin tener
como consideración negativa diferentes orígenes de cada género.”
En este sentido, es cierto que las mujeres poco a poco han id
Grupo 4 y 8
El espacio publico define la calidad de la ciudad, porque indica la calidad de vida de la gente y la cualidad de la ciudadanía de sus habitantes. Concebir el espacio público con el
objetivo de facilitar un uso social intenso y diverso, promoviendo actividades e incitando la presencia de nuevos colectivos humanos."

“El espacio público también tiene una dimensión socio-cultural. Es un lugar de relación y de identficación, de contacto entre las gentes, de animación urbana, a veces de expresión comunitaria. La dinámica propia de la ciudad y los comportamientos de sus gentes pueden crear espacios públicos que jurídicamente no lo son, o que no estaban previstos como tales, abiertos o cerrados, de paso o a los que hay que ir. Puede ser una fábrica o un depósito abandonados o un espacio intersticial entre edificaiones. Lo son casi siempre los accesos a estaciones y puntos intermodales de trasnporte y a veces reservas de suelo para una obra pública o de protección ecológica. En todos estos casos lo que defina la naturaleza del espacio público es el uso y no el estatuto jurídico.”

La necesidad de respetarnos
28 Jul 2013 (07:00) |



No se trata solamente de que la ciudad esté más linda. Hay algo mucho más profundo: debemos respetar los espacios públicos, porque ello significa que nos estamos respetando como sociedad.
En los últimos días hemos asistido a la proliferación de infinidad de afiches, carteles, pasacalles y todo tipo de elemento destinado a difundir tanto campañas de partidos políticos como espectáculos públicos. Así, las paredes, chapas, columnas y los espacios aéreos,  fueron “invadidos” por estas propagandas políticas y publicidades comerciales, afeando notoriamente la estética de la ciudad.
Desde las páginas de EL NORTE ya hemos dado cuenta de este problema en numerosas oportunidades. Esperemos que de una vez por todas los responsables de estos hechos tomen conciencia sobre la necesidad de respetar los espacios públicos que son de todos los nicoleños. Y que nuestras autoridades adopten las medidas pertinentes con los responsables de estas actitudes.
Autor: De la redacción de EL NORTE

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